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En estos días conversaba con un cliente que se quejaba de los bajos niveles de responsabilidad que tiene la gente hoy. Este gerente estaba sorprendido de la facilidad con que la gente acepta compromisos y no los cumplen, y luego, sencillamente se aparecen con una buena excusa y listo, no ha pasado nada.

Yo lo escuchaba atentamente mientras continuaba diciendo que la gente no es responsable como lo eran antes, que las familias hoy no están sembrando valores, que se puede esperar de las escuelas y colegios si los mismos docentes son unos incumplidos… que desde que se inventaron las excusas los irresponsable no tienen problemas. Incluso me habló de una web donde publican todo tipo de excusas y coartadas para ayudarlos a salir del paso.

De vez en cuando yo lo interrumpía validando su discurso para que siguiera hablando y así yo conocer más de sus apreciaciones. Él es un alto ejecutivo y por lo tanto sus opiniones me interesan, además, es mi cliente y quiere que lo apoye con la efectividad de su negocio.

Luego hablamos del costo que tiene para el negocio ese incumplimiento y la irresponsabilidad de la gente. Tratamos casi de calcular lo que le está costando en dinero a las Empresas. Obviamente no es fácil de hacerlo pero quedamos de acuerdo que entre los problemas más graves que inquieta a la gerencia está el desperdicio de recursos y energías por el incumplimiento de las personas involucradas.

Las ventajas que puede tener una empresa en estrategias, en mercado, en excelentes productos y hasta en modernos sistemas y procesos, se pierden si la gente que presta el servicio es incumplida e irresponsable. Las ventajas se pierden.

Esta conclusión me reafirma de nuevo la eterna idea de que “Todo comienza y termina con la Gente”. De nada sirven lindos edificios, elegantes oficinas y potentes computadores, sin la gente… y aquí aparece de nuevo mi preferido tema: El Liderazgo.

Yo estoy plenamente de acuerdo con que cada persona tiene que asumirse como responsable. Sea donde sea, ese es un valor no negociable. La credibilidad de una persona se construye cumpliendo sus compromisos y siendo responsable y el nivel de credibilidad, de cumplimiento, de entrega, dedicación y de responsabilidad, edifican la identidad pública de una persona. Es su imagen ante los demás y ante el mundo.

Más importante aún, es la identidad privada de cada persona consigo mismo. Algunos se pueden ufanar de lograr engañar con una buena excusa, pero en el fondo se deteriora la autoimagen y la sensación de poder y capacidad personal para responder.

El Poder Personal es algo a lo que nadie debe renunciar.

Pero volviendo a mi conversación con Roberto (nombre figurado), al final, él terminó reconociendo que también los gerentes son responsables de la irresponsabilidad de su gente.

Muchas veces no hay tiempo para dar una buena y precisa instrucción. Otros quieren que sus colaboradores sean “telépatas” y que adivinen sus pensamientos. En ocasiones no comunican la importancia de la asignación y las consecuencias de un posible incumplimiento, y así un sin número de errores imputables a la manera en que el gerente favorece y estimula el incumplimiento. Posiblemente, el mayor de todos los errores, es que ellos mismos no modelan con su comportamiento el Compromiso y la Responsabilidad.

Es indudable lo importante que es que cada gerente cuente con las herramientas necesarias para amarrar los acuerdos y expectativas así como la habilidad para reclamar y celebrar. También la Empresa y el resto de los gerentes deben insistir en crear una cultura de impecabilidad y rigurosidad donde se estimule y se reconozca la responsabilidad y no se permita el uso de las excusas para tapar el incumplimiento.

Y contigo amigo lector, seas gerente o no, te invito a hacer una campaña, una cruzada en contra de la excusas y a favor del Compromiso y la Responsabilidad. En un pasado artículo publicado por mí en este blog titulado Rescatar la Confianza, hice mención a los detalles que debemos tener en cuenta para cuidar nuestra Identidad y Poder Personal; que el otro sea irresponsable, que los demás sean incumplidos, eso no me da el permiso a mí de serlo.

Yo soy Yo, y crezco cuando cumplo lo que ofrezco, y si no lo logro hacer, asumiré mi responsabilidad y sus consecuencias. Reconozco que es difícil serlo todo el tiempo y evitar el tentador mundo de las excusas, pero lo tengo como propósito y me propongo ser ejemplo y modelo de responsabilidad.

Y si quien lee estas líneas tiene responsabilidad gerencial, sepa que no solo tiene que modelarlo sino que debe prepararse para Gerenciar el Compromiso y Liderar a las Personas.

¿Estás de acuerdo?…  Déjame tu comentario aquí abajo. Dime, ¿Qué tanto usas las excusas?,  ¿Estás rodeado de gente irresponsable?, ¿Estás de acuerdo con mi cliente Roberto?, ¿Qué nos traerá más beneficios?

Hasta pronto.