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En este escrito voy a hacer varias precisiones en la búsqueda de integrar ideas sueltas que he venido entregando por partes. Espero que estas líneas te ayuden a verlas claramente.

El Liderazgo no es un cargo. Esa es la primera precisión que quiero mostrar. Hay gerentes que no son líderes y hay líderes que no son gerentes. El desafío de siempre es que todo gerente debe ser también un líder. Por lo tanto, corresponde dejar bien claro que el hecho que alguien ocupe un cargo gerencial no lo hace líder.

En correspondencia a lo anterior, quien designa a un líder es el seguidor. Yo no puedo decir que soy líder al menos que alguien esté dispuesto a decirlo por mí. Un gerente es el gerente de todos y validado por todos. Pero ese gerente, probablemente, solo es líder de algunos cuantos.

Nadie es líder de todos, todo el tiempo. Esta es una idea poderosa que apunta al carácter momentáneo del liderazgo. Hoy puedo ser líder y mañana no, ya que es un fenómeno que rota y se vive por momentos. Quien pretenda ser líder de todos (sería un cargo) y todo el tiempo sería un autócrata (autoridad suprema).

Además, de lo dicho hasta ahora, se entiende que el liderazgo del que hablo, el que empodera, es un liderazgo entendido como relacional y emocional. Es relacional porque se da entre personas y es emocional porque es el entusiasmo lo que amalgama la relación. Esta es una premisa que explica que solo hay liderazgo si hay “ganas”. No hay dominación ni sometimiento. No exige sumisión.

Quien responde a los llamados del líder es una persona que por decisión acude. Y si esa persona responde es porque lleva el agrado de estar con quien convoca.

Te muestro una de las máximas que subyace en esta propuesta y es de gran utilidad. Estás frente a un líder cuando en su presencia te sientes que eres importante, querido, valorado… en resumen, te sientes empoderado. El líder con su ser y accionar te hace grande.

La gran pregunta es quién debe ser, o cómo debe ser esa persona para inspirar, motivar, influir, invitar a otros. ¿Cuáles son los verdaderos atributos del líder que influye positivamente? De verdad será el carisma, la simpatía, el que tiene buena labia y usa palabras bonitas, el que se comporta socialmente de manera extrovertida… en pocas palabras, ¿el popular de la cuadra?

Otra gran pregunta es ¿Quién soy yo para que el otro responda a mis llamados con ganas? ¿Quién soy yo para que el otro quiera trabajar conmigo? ¿Quién soy yo para que él desee venir a trabajar el lunes?

Esto pone sobre el tapete que el liderazgo y la maestría personal van de la mano. El liderazgo y poder de influencia es consecuencia de un arduo e interesante trabajo de hacerse mejor persona.

Nadie puede dar lo que no tiene. Para contribuir con tu grandeza, debo sentirme grande. Para inspirarte debo estar inspirado. Para sacar lo mejor de ti, debo sacar lo mejor de mí.

Esto es fantástico. Es asumirse como fuente y no desagüe. Es tener un compromiso con la grandeza humana y una decidida renuncia a la mediocridad.

El liderazgo que empodera es ese que sabe conectar con sus colaboradores, con sus pares, clientes y proveedores, desde a certeza de estar contribuyendo a dejar todo lo que toca mejor que como estaba.

Solo puede ser vivido por la persona que asume el compromiso de hacerse a sí mismo una plataforma sólida, fuerte, confiable, segura, para que el otro pueda apoyarse y llegar a ser lo que quiera ser.

El líder que empodera es ese que facilita que el otro despliegue su máximo desempeño gracias a la influencia que ejerce con su Ser y Hacer.

Se dice fácil, pero es lo que mes a mes, semana a semana, cohorte a cohorte, venimos trabajando en el Programa de Liderazgo e Influencia OnLine (PLIO) donde hemos afinado nuestra experiencia acumulada de más de 25 años formando líderes.

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