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Hoy decidí escribir sobre un hecho que, si bien sucedió hace algunos años, me ha venido acompañando casi a diario. Pero antes debo aclarar que en el momento en que ocurrieron los hechos que voy a narrar yo estaba completamente sobrio y en mis cabales.

Me encontraba yo dirigiendo un evento de formación que denominamos Æfectividad Gerencial”, la Æ nos servía para jugar con los términos. La Gerencia debía ser Afectiva y Efectiva. Pero lo relevante de la historia es que dicho evento se desarrolló en unas muy lindas instalaciones que formaban parte de una hacienda colonial de finales del siglo XVIII.

En la mañana temprano, al despertar del segundo día de trabajo, muy contento con lo que había sucedido el día anterior, me levanto con todas las ganas de entrarle a la nueva jornada. Reconozco sin embargo que tenía sueño y estaba algo adormitado. La euforia del día anterior me hizo acostarme tarde.

Me levanto y voy al baño. Me siento en el “trono” y de repente veo que se acerca una cucaracha y se me queda viendo. En el momento me causó mucha repulsión y no pude dejar de sentir un profundo desagrado por el animal y por la situación.

Como una forma de sacar mi molestia se me ocurre hablarle a la cucaracha y decirle:

– ¿Por qué vienes a amargarme mi mañana?.

Ella se me queda mirando y moviendo sus antenas… de repente, y para mi sorpresa, siento que ella me contesta… (Insisto, en ese momento estaba sobrio y uso pleno de mis facultades)

– ¿Qué te pasa a ti? ¿Qué tienes contra mí? ¿Qué te he hecho yo?

En mis adentros no hago sino responder a las preguntas que me hace la cucaracha y lo que se me ocurre decirle es:

– ¿Cómo es posible que existan seres como tú?, siendo la naturaleza tan perfecta. ¿Cómo es posible que hayan cucarachas y animales tan asquerosos como tú?

Ella insiste en mirarme y seguir agitando sus antenas. Sin moverse de su lugar, entiendo que quiere seguir conversando conmigo, ella sabe que la miro y que está capturando mi atención. Con su pausa y serenidad me contesta:

– La naturaleza es perfecta. En ella hay ríos, lagos, flores, aves… muchas bellezas, y también hay ratas, culebras, cucarachas. Formamos parte de esa perfección.

Sigue mirándome y continúa con su discurso aleccionador:

– Tú formas parte de la naturaleza perfecta, y dentro de ti también hay ríos, lagos y hermosas aves, así como también hay ratas y cucarachas.

Por un momento me provocó tirarle un zapato y aplastarla, pero sus palabras habían logrado frenarme. Ella había aparecido en mi mañana para darme un mensaje. Me tocaba escucharlo, escucharme. Obviamente ella no me habló, sólo ella apareció para servirme en un diálogo interno que necesitaba tener conmigo mismo y dejar al desnudo lo absurdo de mi planteamiento.

Ella vino a mostrarme que dentro de mí hay zonas oscuras, debilidades, vicios, malos hábitos, valores que a veces traiciono. La naturaleza necesita de las cucarachas, ratas y culebras para mantener el equilibro. Esos seres tienen un propósito y sirven para unos fines.

La pregunta que me invitó a hacerme la cucaracha es si mis “bichos indeseables” están cumpliendo su función dentro de mí. Todas esas manifestaciones de mis cucarachas que surgen y de las cuales no me puedo sentir orgulloso, cuando por ejemplo, tengo una explosión emocional, pego unos gritos, la tentación a un acto corrupto o deshonesto, cuando se me pasa un pensamiento de infidelidad, cuando traiciono mi palabra, incumplo un acuerdo y uso mentiras. Todas esas, y muchas más, son manifestaciones de mis cucarachas que vienen a cumplir un fin. Ellas vienen a recordarme que tengo que cuidar mi equilibrio, a revisar si mis hermosuras internas las estoy cultivando o estoy sólo dejando que afloren las oscuras.

Todas mis cucarachas internas están allí para ponerme en alerta. ¿Cómo saber si estoy en el camino correcto o si no me salgo del camino?. Mis miserias internas son las que me dicen por donde quiero transitar para llevar mi vida a una mayor plenitud, a una calidad de vida superior. Mi desarrollo personal no está guiado solo por mis virtudes, también por mis defectos. Todo sirve para saber a que le digo SI y, sobre todo, a que le digo NO.

Esa cucaracha no sabe lo importante que fue en mi vida y en la de la gente que estaba en ese evento. Cuando les compartí lo que me había pasado al comenzar la reunión, nos dimos cuenta que debemos amar nuestras ratas y cucarachas en vez de despreciarlas. Ellas tienen un fin y, por nuestra condición humana, siempre se manifestarán de alguna forma para invitarnos a ser más Æfectivos.

Ella se apareció y yo la confronté. Ni le huí ni la maté. La miré de frente y me habló, me enseñó. Eso trato ahora de hacer cada vez que surge una de esas manifestaciones de mi ser imperfecto, no le huyo, no lo mato, no lo oculto. Ahora trato de verme de frente y preguntarme, después de darle las gracias por haber aparecido, si quiero que siga apareciendo para los fines de elevar mi calidad de vida y evolucionar como persona.

¿Tienes identificadas las cucarachas en tu vida? ¿Cómo las estás enfrentando? ¿Le huyes, las matas, las repudias, o más bien las ves como una oportunidad para enseñarte cosas? .

Déjame tu comentario, sabes que los respondo todos.