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Fue muy reveladora la cara del presidente de una empresa multinacional con sede en Venezuela y con presencia en todo el mundo cuando al finalizar dos días de trabajo con su equipo de 10 directores yo me atreví a negar una afirmación que él hace.

Después de dirigir ese evento junto a mi colega Rossana Gómez, él dice que por fin habían tenido una sesión de trabajo que de verdad tocara las fibras de su gente y respondiera con sus altas expectativas. Dijo que “este evento si marcará un antes y un después en nuestra gestión”. Continuó diciendo que ningún evento de los tantos que han hecho en el pasado ha sido tan bueno como este.

Si bien estaba apreciando el valor del trabajo hecho y era un halago hacia nosotros como sus facilitadores, yo le dije que ese no era un mérito sólo nuestro. El mismo efecto no lo tenemos con todos los grupos aunque hagamos el mismo esfuerzo y pongamos todo nuestro empeño.

En el proceso de aprender, cada quien tiene su “tempo” y “momentun”. Como muchas veces se ha dicho, “cuando el alumno está listo es que aparece el maestro”.

Si estás leyendo estas líneas puede ser que te resulten muy reveladoras e interesantes pero pudiese ser que no te digan gran cosa. A mi entender, este escrito es una cosa pero tu momento como lector es otra cosa.

En el caso de este equipo directivo y su presidente, me pude explicar mejor usando la metáfora del vaso de agua: Un vaso de agua es receptora de una multitud de gotas de agua. Pero hay un momento que llega una nueva gota de agua cuando el vaso ya está lleno y ésta hace que el vaso rebose. Ése es el momento cumbre en que surge la iluminación y se produce el “Ajaaa”, es decir, como dicen en Venezuela, cayó la locha o en México, cayó el 20.

Para que esta gota derramara el vaso de este grupo de personas, antes cayeron otras muchas gotas. Gracias a esas gotas ellos pudieron apreciar esta reveladora gota nueva.

Y es que de eso se trata, de aprender y expandir nuestra capacidad de acción. A veces esperamos que una sola acción transforme nuestros comportamientos y hasta nuestra vida. Eso, además de imposible, es profundamente injusto. En mi larga experiencia, cada vez que recibo esos halagos intento no recibirlos en su totalidad porque el mérito es también de los eventos del ayer y les rindo honor a mis predecesores por facilitarme el trabajo. Igualmente, estoy consciente que mis gotas, en determinados momentos vienen a caer en el fondo del vaso, o en el mejor de los casos caen en la mitad, con la esperanza que el “aprendiz” continúe con su compromiso personal de seguir metiendo gotas en ese vaso hasta que se derrame.

El hoy es posible gracias al ayer. El mañana será el hoy convertido en ayer. El tiempo pasa y cada momento, cada ahora, es posible añadir gotas en la búsqueda de esos “Ajaaa”. A cada vaso de nuestra vida le llegará su rebose y nos tomará por sorpresa. Es difícil predecir cuantas gotas hacen falta para llenar un vaso. Lo que si me puedo ocupar es de salir a buscar las gotas que colocaré en esos vasos.

El camino de aprender es diario y eterno. Es añadir gotas a ese vaso.

Si estás leyendo estas líneas espero que sea porque estás buscando gotas y no “la gota”. Nunca pidas que la lectura de un libro, la asistencia a un curso, un seminario, o cualquier tipo de evento de formación y desarrollo personal venga a “solucionar” tu búsqueda. Si lo haces te puedes frustrar y desanimar para continuar el camino por no encontrar resultados rápidos y mágicos. Te invito a que lo veas como una gota más que irá llenando ese recipiente que eres tú. Por mi parte me comprometo a seguir regando gotas para llenar vasos, aunque algunas vayan al fondo, lo haré con la confianza que otras tantas gotas entrarán y que servirán para que algún día, en algún momento, favorezca esa ruptura entre un antes y un después.

Por cierto, hay áreas de mi vida en las que el vaso va apenas por la mitad, otras áreas están tan vacías que apenas comienzan a caer las primeras. Me emociona descubrir esas áreas porque me invitan y desafían a no detenerme.

Eso hace que la vida sea interesante.

Después de leerme, ¿qué pensamiento te surge? Déjame tu comentario, lo apreciaría mucho. Sabes que los respondo todos.