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Eduardo Martí - Conferencista motivacional

Recuerdo que en una ocasión fui contratado para dar una conferencia en una convención de ventas de una importante empresa de alimentos. El evento se desarrollaba en las lindas instalaciones del Hotel Isla Bonita en la Isla de Margarita. El avión que me llevaba llegó algo retrasado lo que me hizo llegar justo a tiempo para subir al escenario.

No tuve tiempo de familiarizarme con la gente ni con el ambiente. Por norma me gusta llegar mucho tiempo antes al lugar donde dicto mis conferencias, de esa manera me aclimato y me ambiento con el grupo y el espacio.

En esa ocasión me dio chance apenas de instalar mi MacBook, colocarme el micrófono, mientras los organizadores me mostraban el programa del evento. Tenía una hora para la charla y luego todos iríamos a almorzar. Mientras hablábamos, pude ver el folleto impreso que los asistentes tenían en sus manos y donde se anunciaba el tema a tratar en la conferencia.

Silenciosamente leía la descripción. Decía: 11:30 AM a 12:30 PM Conferencia Motivacional “El Éxito no es cosa de Suerte” por el motivador Eduardo Martí. Al leerlo me di cuenta que ése era un buen motivo para iniciar mi charla.

Al subir al escenario, llevo en la mano el programa impreso, y después que me presentara el moderador, inicio levantando la mano agitando el folleto. Seguidamente digo: “Aquí debe haber un error, en este folleto dice que voy a dar una conferencia motivacional y que yo soy un motivador. Esto es un error, yo no soy un motivador”. Enseguida miro a los organizadores y gerentes de la empresa con cara de sorprendidos y empezando a buscar qué hacer y cuál es la cabeza que van a cortar ¡Alguien debe pagar por ese error!

Luego de una muy breve pausa en silencio, dando espacio para incrementar el desconcierto intencionalmente provocado, continúo diciendo: “Yo los veo a ustedes allí sentados, más de 400 personas, todos adultos, como esperando a que yo venga a motivarlos. Me perdonan, pero eso sería una falta de respeto de mi parte hacia ustedes. Nadie puede asumir la responsabilidad de motivar a nadie, ni ustedes deberían esperar que alguien venga a motivarlos”.

Ahora pretendo explicarte amigo lector, qué fue lo que quise decir y hacer con esa estrategia y cuál es el mensaje que quiero dejarte. Eso amerita hacer varias precisiones.

Primero que nada, me gusta jugar con la palabra MotivAción. Viéndola con calma, es una palabra compuesta por Acción y Motivos. Motivación quiere decir tener motivos para la acción. Es aquello que te mueve en la vida, son esos motivos y razones que te impulsan a accionar. Estar motivado es ser dueño de los motivos de tu vida. Es eso que te enciende y levanta todas las mañanas.

Por lo tanto, desde esa premisa, asumo que la motivación es algo estrictamente personal e individual. Me cuesta imaginar que hayan adultos sentados en un auditorio esperando que venga un extraño a darte esos motivos y que ellos, pasivamente, los asuman y los hagan salir pegando brincos con ganas de comerse el mundo.

He sido testigo presencial de conferencias y conferencistas que logran encender una pasión efervescente en la audiencia con niveles altos de adrenalina, con cantos y gritos eufóricos, donde el espectáculo domina el ambiente. En esos momentos me lleno de tristeza al ver una sutil y seductora manipulación emocional que se desvanece al poco tiempo y deja una sensación de frustración y desespero en la espera de otra carga motivacional externa.

Remontándome a la convención de ventas, recuerdo que les dije que mi intención era dotarlos de elementos reflexivos para que vean de frente cuáles son sus motivos de vida y descubran los bloqueos que impiden sacar lo mejor de sí y acercarse al éxito que se merecen. Una vez que hice esas precisiones, el alma volvió al cuerpo de los organizadores y se dieron cuenta que estaba jugando con las palabras y ese susto que pasaron era parte del contenido de mi conferencia y del tema motivacional.

Entendieron, organizadores y participantes, que no deben entregarle a ninguna persona el poder de motivarlos y alimentar su entusiasmo. Buscar esos motivos ya es en sí mismo un motivo. Entender que los motivos cambian, que lo que me motivó ayer no debe hacerlo hoy, y que lo me motiva hoy no lo hará necesariamente mañana, que la acción es la manifestación más elocuente de la vida y que esa acción la dirige los motivos.

¡Los motivos llevan la vida y la vida es para tener motivos!

Es verdad que a mis conferencias las llaman “motivacionales” por el sentido humano que encierran y que se refieren a mi persona, en esos espacios, como un motivador. Lo acepto porque es el uso generalizado, sin embargo, lo miro con respeto. Soy un <Conferencista Motivacional> que busca despertar y alimentar los motivos, más no pretendo darles los míos.

En cuanto a ti amigo lector, no deseo que dependas de un <Motivador> más si que te detengas en esos espacios a revisar tus motivos, actualizarlos y también depurarlos.

Quiero hacerte una invitación muy seria. Anda, te recomiendo que asistas a la mayor cantidad de eventos de desarrollo personal y eso que llaman <charlas motivacionales>. Es realmente importante que te expongas a esos estiramientos que te sacan de la zona de confort y que te impulsan a llevar tu vida a un nivel superior de calidad. Involúcrate activamente en diseñar TU vida y no esperes que sea otro quien te de esos motivos. Desconfía de los motivadores “charlatanes” que tienen fórmulas mágicas y que buscan “motivarte” para luego venderte más y más libros y audios.

Ahora sí, para cerrar estas líneas, deseo insistir en la idea central: Motivación es tener motivos la para la acción, para la vida, ya es suficiente motivo salir a buscar los motivos. No desesperes si no los tienes claros aún, ésa es una buena razón para motivarte y no deprimirte. La esencia está en la búsqueda más que en la posesión. Una vez que los tengas, empieza de nuevo a buscar otros, eso es lo divertido.

En cuanto a mí, seguiré siendo un Conferencista Motivacional y entraré a los auditorios desde mi propio amor a la vida y con el convencimiento de que tengo algo imprescindible que debes conocer, que tú eres un ser con un potencial insospechado que merece sacarlo a la vida y hacerte fuerte para que todo lo que te toque hacer sea mejor gracias a esa fortaleza y potencial hecho realidad. Ése es mi motivo… apoyarte para que descubras tus motivos.

¿Quién motiva a quién?. A mi entender, nadie motiva a nadie. Lo más cercano a motivar es estar a tu lado animándote, apoyándote, estimulándote a que encuentres esos fósforos, que son tuyos, sólo tuyos y que sólo tú los puedes encender.

Hasta un nuevo escrito.

Déjame tu comentario, sabes que los respondo todos.