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Hace unos días vi por televisión una entrevista al padre Luis Ugalde, Rector por muchos años de la prestigiosa Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela. Al finalizar el programa la moderadora le pidió al Jesuita que bendijera al país. Para mi sorpresa dijo algo que no esperaba.

Hasta ahora yo había entendido que bendecir a alguien sólo era desear que Dios lo protegiera.

Cuando una persona le da a otra la bendición de Dios, es un gesto de amor de la persona que bendice al bendecido. Cuando deseas y das la bendición de Dios, le estás pidiendo a Dios que lo cuide y que, aunque ande por “mal camino” Dios lo acompañe.

Buscando un poco por internet me encontré que “la bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona, habla del agradecimiento, confiere prosperidad y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte”.

Esta es la visión más generalizada sobre la expresión “Dios te bendiga”.

Sin embargo, mientras escuchaba la bendición del padre Ugalde me di cuenta de la cantidad de veces que usamos frases vacías, y solemos decir cosas sin tener muy claro el sentido.

También pude ver lo limitado que estoy ante la diversidad de significados activos. Que Dios te proteja es una bendición pasiva. Significa que a pesar de ti y de tus actos, que aunque andes por malos caminos, Dios te cuide.

Pues resulta que hay una visión mucha más activa y es con la que me quiero quedar en consciencia.

La Palabra «Bendición» tiene 2 aspectos, que la encontramos en el Antiguo Testamento (BERAKAH en hebreo) y el Nuevo Testamento (EULOGEO en griego);

1) BERAKAH se traduce como: «Transferir el poder o favor de Dios»

2) EULOGEO: (elogiar) se traduce como: «Hablar bien de alguien»

En la interpretación del Nuevo Testamento BENDECIR tiene que ver con BIEN DECIR, así como «Maldecir» viene de «mal decir» o «hablar mal de alguien», no sólo desearle mal.

¿Interesante no?

El padre Ugalde nos dio la Bendición diciendo “Dios hable bien de ti”. Nos decía por televisión, obra y actúa de tal manera que Dios esté orgulloso de ti y “hable bien de ti”.

Esta versión es más activa. Me dice que debo ganármela y no sólo recibirla porque otro simplemente me la entrega.

No sé que te dice a ti esto que descubrí y que ahora comparto contigo. A mí me ha marcado profundamente y me hace mas consciente y responsable.

Ahora cuando le doy la Bendición a mis hijos y seres queridos, no sólo quiero que el Señor los proteja, también es una invitación a comportarse y ganársela siguiendo sus preceptos.

Bendecir es “decir bien”.

Cuando en los salmos leemos: «Bendecid al Señor» es bien decir de sus atributos, virtudes y proezas. Es como por ejemplo decir: Tú, eres Excelso, Todopoderoso, nadie puede hacer las grandiosas obras que Tú haces, oh Señor!»… (etc.)

Cuando bendecimos a un hermano u otra persona, no es meramente decir: «Yo te bendigo» o «Que Dios te bendiga»! También quiere decir hablar bien de él (en público y en privado)… por ejemplo, cuando reconoces las virtudes de tus hijos, tales como «Hijo, eres tan cariñoso, esforzado, etc» le estás bendiciendo. Estás hablando bien (Bendiciendo). Pero, cada vez que le dices un sobrenombre, o eres un flojo, desordenado, eres un cochino nunca te bañas, etc. no le estás bendiciendo, sino maldiciendo.

Y siendo más extremo, el Señor nos insta a que bendigamos incluso a nuestros enemigos. Hablemos bien de ellos como una forma de superarnos a nosotros mismos.

Saliéndome un poco del tema, pero vinculándolo con el liderazgo personal, el principal atributo de un líder es su INTEGRIDAD para que sus colaboradores “digan bien de él”. Jugando con las ideas, el seguidor que valida a su Jefe y/o Líder de alguna manera lo está bendiciendo merecidamente.

Cierro este escrito con el deseo de haber abierto una nueva posibilidad en ti.

Para finalizar, quiero “echarte” la bendición. Que Dios te bendiga, es decir, que Dios Diga-Bien de ti. Que Él al mirarte esté orgulloso de tu actuar. Que sus otros hijos, tus hermanos, hablen bien de ti. Que tus colanboradores, compañeros, pares, hablen bien de ti.

No esperes pasivamente que Dios te proteja. También gánatela.

Ahora no es sólo una tradición ni una frase vacía, Dios te bendiga tiene un nuevo significado para mí, y espero que ahora para ti.

Un gran abrazo y espero por tu comentario más abajo. Recuerda que los contesto todos.

Eduardo Martí