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Mucho se ha dicho del valor que tiene ser confiable. También sobre el poder que tenemos de incrementar la confiabilidad del otro. Sabemos que ése es uno de los atributos más importantes en el liderazgo. No es posible que tú le entregues tu seguirazgo a alguien que no es confiable o que no se hace cargo de las veces en que falla.

En este escrito quiero centrarme en cómo rescatar la confianza que por alguna razón hemos perdido. Mientras lees esto, sería muy bueno que trajeras a tu mente alguna situación con alguna persona con la que sientes que tu confianza está débil y resquebrajada y te interesa recuperarla.

Decimos que la confianza se pierde o debilita cuando has adquirido algún tipo de compromiso con alguna persona, o contigo mismo, y no lo cumpliste. Ya bien sea que tú ofrecieras algo o, aceptaras algo que te solicitaron y ante lo cual accediste. Allí se concretó un acuerdo o compromiso y se genera una expectativa de cumplimiento. Por muchos años he ido acuñando la idea que la credibilidad de una persona se construye cumpliendo los compromisos que asume. Si te comprometes y no cumples tu credibilidad se erosiona y disminuye. Ante un nuevo compromiso, y dado los antecedentes, la posibilidad que el otro crea y confíe serán menores.

Andar por la calle con la etiqueta pegada al pecho que dice “No Confíes en mi” porque no cumplo lo que acuerdo, es muy triste. Y sin embargo, veo como a menudo la gente se compromete con una ligereza que pareciera que no le importara su identidad pública al respecto. En lo personal, busco estar muy pendiente de no incumplir, pero, a veces o por descuido o por incapacidad, no cumplo. Me pasa con alguna frecuencia. Aunque he buscado montar todos los sistemas de alerta y recordatorio, en el mundo tan loco en que andamos, algunas cosas no salen como previstas y algún incumplimiento aparece.

Si bien la identidad pública es sumamente importante en todas las áreas de nuestra vida, donde yo he sido siempre muy consistente y cuidadoso es con mis tres hijos. Veo como muchos padres les fallamos a los hijos sabiendo que ellos siempre nos perdonarán y que su amor siempre estará allí. Creo que con el resto de las relaciones solemos tener más cuidado porque son más frágiles, y sin embargo…

Voy a entregarte varias consideraciones que espero que te sean de utilidad como lo han sido para mi:

La posibilidad de incumplir siempre estará allí latente y por eso es que debemos estar alertas y ser cuidadosos.

Ante un incumplimiento, reconócelo primero ante ti y luego con el afectado. Es verdad que me comprometí y no cumplí. En este momento las razones sobran.

Pide disculpas. Aunque tengas tus motivos, explicaciones y excusas, este no es el momento de tratar de salirte del lío. Este es el momento de estar con el otro, de empatizar y de evaluar las consecuencias que puede haberle traído tu incumplimiento.

Si el afectado te da el permiso, puedes explicarle lo que pasó pero no creas que con eso es suficiente.

Todo intento de recuperar la confianza concluye con asumir tu responsabilidad, hacerte cargo de las consecuencias y preguntarle al afectado: ¿Qué puedo hacer para corregirlo?… y hacerlo.

Finalmente, sin que sea un formulismo, renueva con la persona lo valiosa que es esa relación para ti y tu deseo de cuidar la confianza entre ambos.

La siguiente vez, ten un particular cuidado. Recuerda que los juicios que las personas se hacen de nosotros tiene mucho que ver con las cosas que hacemos. Si quieres que se cambie ese juicio, hay que cambiar las acciones.

Es muy sabido que la confianza, si bien toma toda una vida crearla, se puede perder en un segundo. Por eso hay que cuidarla. Además, es altamente rentable. Puede ser que al romper un acuerdo obtengas un beneficio en ese momento, pero es mucho más lo que ganaremos en el largo plazo llevando una vida llena de confianza e integridad.

Pero alerta, lo que voy a decir es muy delicado, así que espero que me pueda explicar bien: Somos seres humanos y por lo tanto es prácticamente imposible llevar una vida 100% integra, congruente y confiable. Con esto no quiero fomentar el incumplimiento y el relajo. Lo que quiero decir es que cuando suceda que te alejes de la rectitud que has asumido, ocúpate de las consecuencias como todo un adulto. Somos Seres Humanos llenos de imperfecciones con vocación de ser mejores cada día.

Ahora dime, ¿Pensaste en alguna persona con la que tienes la confianza débil? ¿Crees que estas consideraciones te pueden apoyar para que esa persona confíe de nuevo o confíe un poco más en tí? ¿Aprecias el valor que tiene para los demás saber que pueden confiar en tí? ¿Verdad que se siente bien sabiendo que tú eres una persona en la que se puede confiar? Y, seguro que estarás de acuerdo conmigo que se siente muy bien cuando nos hacemos cargo de las consecuencias de nuestros actos, entre otras cosas, porque es de Valientes.

Déjame tus comentarios, recuerda que de ellos me alimento.