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Hace unos días desayuné con una muy querida Amiga. Sostuvimos una charla agradable con un paisaje de fondo, el mar y el cielo de Santo Domingo. Con ella siempre ha sido un placer conversar. Si bien nuestra amistad surge de yo ser su coach desde hace cinco años cuando ella participó en el Programa Internacional de Liderazgo, lo que me gusta de ella es la avidez por conocerse más y las situaciones de aprieto en que me pone con sus preguntas y curiosidades.

En esta ocasión, me preguntó mi opinión sobre si hay vida después de la muerte. Menudo lío. Sin embargo, me llamó la atención que el día anterior había hecho mención al tema mientras dictaba un taller de inteligencia emocional a un grupo de gerentes de una prestigiosa empresa de seguros. Y, al hablarlo con ella, sentí más convicción y ganas de compartirlo con ustedes aquí en nuestro blog.

Justamente unos días atrás mantuve una conversación con un médico amigo y le pregunté si él creía que ya se había detenido la evolución del Ser Humano. Si el hecho de que ya estábamos erguidos era el fin de la evolución. Sabemos que desde hace 70 millones de años los primates han evolucionado. Desde hace 1.5 millones de años hay evidencias del Homo erectus. El hombre de Cromagnon (Francia) tiene 40.000 años. ¿Es que acaso la teoría darwiniana que ve la evolución como un proceso lineal y continuo ya llegó a su fin? ¿Seremos tan arrogantes como para pensar que ya somos la máxima expresión de lo que podemos ser?.

Obviamente que no se ha detenido. Entonces, ¿Es que acaso podemos hacer algo para acelerarlo? La verdad es que fue una conversación grata con mi amigo el médico. Lo que concluimos es que no se ha detenido. El potencial está en el cerebro y las emociones. Y, asumiendo evolución como la capacidad que tiene una entidad de transformarse para aumentar sus posibilidades de éxito y expandir su acción efectiva, la verdad es que nos queda mucho por delante. Y eso es una buena noticia.

Retomando la conversación del desayuno, más que hablar de la evolución del Ser Humano como especie, ella me lo plantea como evolución del Espíritu. Le comenté que si bien he leído algunos de los libros de Brian Weiss, no me considero una autoridad ni estudioso del tema. Pero sí un Pensador.

Coincido con quienes piensan que somos seres espirituales que ocupamos un cuerpo físico en esta vida. Coincido que nuestro espíritu está de paso para aprender y evolucionar. Creo que renacerá tantas veces como tenga que hacerlo hasta que alcance el nivel X que todo espíritu deba alcanzar.

Me niego a pensar que lo que yo soy y lo que he acumulado espiritualmente se pierda al morir mi cuerpo. Cuando veo gente que lleva vidas “evolucionadas” al lado de otras que son un desastre, lo que me viene a la mente es la responsabilidad que ha tenido la persona en vida que ha alojado a ese espíritu para que evolucione.

Yo no sé si vengo de otras vidas o si voy a otras vidas. Creo que sí. Lo que sí sé es que he decidido, desde hace mucho tiempo, devolver el espíritu que ocupa mi cuerpo en esta vida mucho más evolucionado de lo que llegó.

De hecho, le contaba a mi amiga que el crecimiento que yo he experimentado a lo largo de mi vida me producía la sensación de haberle acortado el camino en su evolución al espíritu que me habita. Yo puedo claramente identificar las grandes evoluciones exponenciales que ha tenido mi vida donde he dejado atrás otras formas de vidas precarias. Actualmente estoy viviendo una de ellas.

Sé que todo esto puede sonar esotérico y poco práctico para algunos. Para mi no. Para mi es el motivo de mi vida. Estoy teniendo una experiencia de vida que no puedo desaprovechar, ni estoy vivo porque aun no estoy muerto. Vivo para aprender, evolucionar y pretendo cuidar mucho mi cuerpo físico para acompañar por mucho más tiempo a este espíritu que habita en mi.

Siento que mi espíritu cuando llegó a mi era triste y depresivo. Diría que era infeliz. La necesaria evolución era sacarlo de allí. No me ha sido fácil. Con frecuencia regresa a ese estado conocido. Y sin embargo, cada vez más se sabe merecedor de la felicidad, del disfrute y consciente del sentido de trascendencia que asume al evolucionar día a día y contribuir a la evolución de otros.

Hoy día el espíritu que vive en mí está varios peldaños arriba y yo estoy feliz de haberlo impulsado. Sé que ocupará otro cuerpo y será más pleno y útil a la humanidad. Yo habré cumplido mi propósito y lo que más me motiva a seguir en esta vida y lo que le da sentido diario, es superarme y vencerme a mi mismo. Amando mis precariedades y asumiéndome dueño del poder de transformarlas.

Gracias Amiga mía por recordarme que la vida es mucho más que no estar muerto. Que aunque muchos viven porque no les queda más remedio, otros vivimos retados a diario para ser no sólo mejores personas, mejores seres humanos, sino para devolver este espíritu mucho más evolucionado de lo que llegó. Será aún mejor persona, mejor padre, mejor empresario, mejor gerente, mejor amigo, mejor hijo, mejor esposo. Este espíritu que está de paso en mí, será aún más feliz en otras vidas y tocará más almas y será más útil y amará intensamente y vivirá agradecido de la ayudita que en esta vida recibió de mí.

¿Tiene sentido para ti? ¿Te parece loco y hasta fumado? ¿Tienes algo que comentar? ¿Me ayudas a seguir? Déjame tu comentario